Un vuelo de elegancia y tradición que deslumbró en la pasarela parisina de 2024, es un homenaje al majestuoso quetzal, ave sagrada de Mesoamérica. Elaborado en una aleación única de plata, bronce y baño en oro de 24 quilates, adornado con esmeralda en bruto y circón. Con una longitud de 44 cm y un peso de 131 gramos Una pieza de joyería única, hecha a mano en Colombia, que trasciende el tiempo y se convierte en una reliquia de la alta costura.