
Este collar, protagonizado por una única rana, es una joya que cautiva por su sencillez y sofisticación. La rana, esculpida a mano en una aleación exclusiva y bañada en oro de 24 quilates. Sus ojos, dos circón brillantes, parecen observar el mundo con curiosidad. En su espalda, descansa una esmeralda colombiana en bruto. Inspirado en la belleza de los estanques y los bosques, este collar es un homenaje a la naturaleza y a la artesanía